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Práctica 11. Congreso Interestelar

RESUMEN: Este TFM se centra en la enseñanza y mejora de la ortografía en el aula de Educación Secundaria, partiendo de la necesidad de abordar los errores ortográficos más comunes entre el alumnado desde una perspectiva innovadora y significativa. Con este objetivo se propone la creación de un blog colaborativo como eje metodológico, en el que cada estudiante investigará, analizará y corregirá errores ortográficos frecuentes, identificados previamente a través de una evaluación diagnóstica inicial. De este modo, se persigue no solo mejorar la competencia ortográfica, sino también fomentar la autonomía del alumnado y su implicación activa en el proceso de aprendizaje. Se usarán asimismo las redes sociales —especialmente la plataforma X (anteriormente Twitter), donde predomina el lenguaje escrito— como fuente real y contextualizada de ejemplos de errores ortográficos, lo que facilita el desarrollo de una mirada crítica y reflexiva hacia la lengua en uso. El marco teórico del trabaj...

Práctica 10: La educación en 2050

 


El primer prompt para la creación de un relato ha sido: “Hola, puedes escribir un relato sobre cómo será la educación en 2050 ¿habrá novedades educativas o seguirá igual? ¿Cuántas leyes educativas habrá para entonces?”.

Relato: “Aula 2050”

La pizarra ya no chirría. En realidad, en el aula 2.3 del Instituto Mediterráneo no hay pizarra, ni tizas, ni timbres que corten a mitad una idea interesante. Es 2050 y, aunque los edificios son los mismos, la educación ha cambiado por dentro. O eso parece.

Lola, una profesora de Lengua con más de 20 años de experiencia, entra en clase saludando a su grupo con un "¿Qué habéis traído hoy en la cabeza?". Las sillas siguen estando, pero ahora las mesas se mueven, se juntan y se separan como piezas de Tetris. El aprendizaje es colaborativo, y los libros… casi ninguno es de papel. El contenido llega por pantallas flexibles, que el alumnado personaliza según su nivel y estilo de aprendizaje.

Lo curioso es que no hay tantos exámenes como antes. Ahora se habla de retos, desafíos, proyectos y productos finales. Los estudiantes graban podcasts, crean exposiciones en realidad aumentada y debaten temas globales con alumnado de otras partes del mundo, conectados por plataformas seguras y multilingües.

Y sin embargo, Lola sigue sintiendo el déjà vu de cada septiembre: una ley educativa nueva, otra vez. Desde la LOGSE, la LOE, la LOMCE y la LOMLOE, en 2050 ya vamos por la LOERE (Ley Orgánica de Educación para la Resiliencia Educativa), la número 9, si no ha perdido la cuenta. Los cambios legislativos siguen llegando, con promesas de estabilidad que nunca se cumplen del todo.

Aun así, algo ha cambiado de verdad. La educación ha dejado de centrarse en lo que se memoriza y se ha centrado en lo que se siente, se piensa y se transforma. Se habla más de empatía, de sostenibilidad, de bienestar emocional, y menos de repetir fechas o copiar apuntes. El alumnado participa en asambleas, elige parte del currículo y habla de los ODS como si fueran parte de su día a día.

¿Es perfecta la educación de 2050? No. ¿Es más humana? Quizá. Pero Lola sonríe cuando escucha a una alumna decir: “¿Puedo quedarme un rato más? Aún no he terminado mi carta a la niña del futuro”.

El segundo ha sido “quiero que te centres en explicar qué actividades se desarrollan en las aulas, concretamente en literatura”.

Relato: "La nueva literatura" (Año 2050)

En el aula de Lengua y Literatura del IES Clara Campoamor, ya no se repiten listas de autores ni se memoriza el argumento de La casa de Bernarda Alba para el examen. La literatura en 2050 se vive, se explora y se crea.

Hoy, el grupo de 4.º de ESO trabaja un proyecto titulado “Voces del silencio”, donde el alumnado da voz a personajes secundarios de obras clásicas. Alba y Javi reinterpretan la historia de la criada de Bernarda en formato de diario sonoro; lo grabarán como podcast con ambientación musical. Lucía ha creado una versión ilustrada de una escena de La Celestina, ambientada en un instituto actual. No hay exámenes sobre fechas de nacimiento, pero sí presentaciones donde explican por qué un personaje del siglo XVII aún les interpela.

En otra clase, el rincón de lectura tiene textos físicos y digitales. Cada semana, el alumnado elige una lectura libre de un “itinerario lector personalizado”. Algunos leen a María de Zayas en edición interactiva; otros descubren a autoras africanas contemporáneas en la plataforma colaborativa de lectura del centro. Luego, escriben cartas, graban videorreseñas o hacen clubs de debate virtual con otros institutos.

El análisis literario ya no es un comentario rígido, sino una indagación crítica: ¿Qué mensaje transmite esta obra? ¿A quién representa? ¿A quién deja fuera? ¿Qué podemos reescribir desde nuestra mirada?

Además, se usan realidad aumentada y entornos inmersivos. En un aula contigua, un grupo camina virtualmente por la casa de Fortunata y Jacinta, mientras otro interpreta escenas de teatro del Siglo de Oro en un escenario digital.

La literatura se ha vuelto experiencia, emoción, diálogo. Ya no se pregunta “¿Quién escribió esto?”, sino “¿Qué te ha hecho sentir?” y “¿Cómo lo reescribirías tú hoy?”.

 

El último prompt que he utilizado ha sido “Con este relato que has escrito introduce también como se relaciona el alumnado, habla del compañerismo y de la relación del alumnado con los y las docentes”.

 

Relato: "La nueva literatura" (Año 2050)

En el aula de Lengua y Literatura del IES Clara Campoamor, ya no se repiten listas de autores ni se memoriza el argumento de La casa de Bernarda Alba para el examen. La literatura en 2030 se vive, se explora y se crea.

Hoy, el grupo de 4.º de ESO trabaja un proyecto titulado “Voces del silencio”, donde el alumnado da voz a personajes secundarios de obras clásicas. Alba y Javi reinterpretan la historia de la criada de Bernarda en formato de diario sonoro; lo grabarán como podcast con ambientación musical. Lucía ha creado una versión ilustrada de una escena de La Celestina, ambientada en un instituto actual. No hay exámenes sobre fechas de nacimiento, pero sí presentaciones donde explican por qué un personaje del siglo XVII aún les interpela.

Cada grupo se forma por afinidad, pero también con la guía del profesorado, que ayuda a equilibrar habilidades y a cuidar los vínculos. El compañerismo no es solo un valor: es una herramienta de aprendizaje. El alumnado se escucha, se da feedback, se celebra mutuamente. Cuando uno duda, otro le anima. Cuando alguien brilla, nadie se apaga. La clase funciona como una pequeña comunidad que ha aprendido que se crece mejor en grupo.

El trato con el profesorado también ha cambiado. Ya no es un juez que evalúa desde la distancia, sino una figura cercana que acompaña, pregunta, sugiere, provoca pensamiento. Miriam, la profe, no entra con libros bajo el brazo, sino con una sonrisa y una pregunta: “¿Qué historia os ha removido hoy?”. No impone lecturas, las propone. Y escucha con interés lo que cada alumno o alumna aporta. Su autoridad no nace del miedo, sino del respeto que genera al confiar en ellos.

En otra clase, el rincón de lectura tiene textos físicos y digitales. Cada semana, el alumnado elige una lectura libre de un “itinerario lector personalizado”. Algunos leen a María de Zayas en edición interactiva; otros descubren a autoras africanas contemporáneas en la plataforma colaborativa de lectura del centro. Luego, escriben cartas, graban videorreseñas o hacen clubs de debate virtual con otros institutos.

El análisis literario ya no es un comentario rígido, sino una indagación crítica: ¿Qué mensaje transmite esta obra? ¿A quién representa? ¿A quién deja fuera? ¿Qué podemos reescribir desde nuestra mirada?

Además, se usan realidad aumentada y entornos inmersivos. En un aula contigua, un grupo camina virtualmente por la casa de Fortunata y Jacinta, mientras otro interpreta escenas de teatro del Siglo de Oro en un escenario digital.

La literatura se ha vuelto experiencia, emoción, diálogo. Ya no se pregunta “¿Quién escribió esto?”, sino “¿Qué te ha hecho sentir?” y “¿Cómo lo reescribirías tú hoy?”.

Y, sobre todo, en estas aulas del 2030, ya nadie se siente fuera de lugar. Cada voz cuenta. Cada historia importa.

 

1.  ¿Conoces las herramientas de ChatGPT? ¿Qué opinas del uso de la IA en Educación? Pregunta absurda... pero es la que planteamos en enero de 2023...

Sí, conozco las herramientas, no obstante, creo que últimamente se está abusando de su uso en el aula. Evidentemente es una gran herramienta que puede ser de mucha ayuda, pero últimamente se emplea para todo y usarlo sin medida puede resultar pernicioso. Precisamente esta semana ha aparecido una noticia relatando que el alumnado que no utiliza tecnología va mucho más adelantado que el alumnado que sí la utiliza.

El país: https://elpais.com/educacion/2025-05-19/los-alumnos-que-usan-poco-la-tecnologia-en-el-aula-llevan-medio-curso-de-ventaja-a-quienes-lo-hacen-todos-los-dias.html

 

2.      ¿Ha sido difícil su uso? Comenta si te ha ayudado o te ha dificultado el trabajo.

Generalmente su uso es sencillo, aunque hay veces que se debe guiar mucho a la IA y darle muchas indicaciones, motivo por el que prefiero realizar las tareas sin chagpt, me enerva tener que darle tantas indicaciones.

 

3.      El relato que has obtenido ¿es similar al que tú hubieras escrito?

Lo cierto es que no, si lo hubiese escrito yo sería de corte más realista y no tan utópico, Chagpt parece vivir en un universo paralelo en el que todo es perfecto y en el que manda la paz, me parece superficial.


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