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Práctica 11. Congreso Interestelar

RESUMEN: Este TFM se centra en la enseñanza y mejora de la ortografía en el aula de Educación Secundaria, partiendo de la necesidad de abordar los errores ortográficos más comunes entre el alumnado desde una perspectiva innovadora y significativa. Con este objetivo se propone la creación de un blog colaborativo como eje metodológico, en el que cada estudiante investigará, analizará y corregirá errores ortográficos frecuentes, identificados previamente a través de una evaluación diagnóstica inicial. De este modo, se persigue no solo mejorar la competencia ortográfica, sino también fomentar la autonomía del alumnado y su implicación activa en el proceso de aprendizaje. Se usarán asimismo las redes sociales —especialmente la plataforma X (anteriormente Twitter), donde predomina el lenguaje escrito— como fuente real y contextualizada de ejemplos de errores ortográficos, lo que facilita el desarrollo de una mirada crítica y reflexiva hacia la lengua en uso. El marco teórico del trabaj...

Práctica 14. ¿Qué hemos aprendido?

A lo largo de este cuatrimestre, la asignatura «Investigación, Innovación y uso de TIC en la enseñanza de Lengua y Literatura» ha supuesto para mí una ventana abierta a nuevas formas de entender la docencia en el siglo XXI. En un contexto en el que la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso y la educación se enfrenta a retos constantes, esta materia me ha mostrado una gran cantidad de herramientas, de recursos y, sobre todo, de perspectivas necesarias para afrontar mi futura labor como docente desde una mirada crítica, creativa y adaptada a las necesidades de nuestro alumnado

Uno de los primeros aprendizajes clave ha sido el descubrimiento y análisis de herramientas digitales útiles para la enseñanza de la Lengua y la Literatura. Gracias a la primera práctica, redescubrí y exploré aplicaciones como Canva, Padlet, el DLE o Wordwall. Lo más revelador no fue simplemente conocerlas, sino reflexionar sobre su aplicación pedagógica: cómo pueden fomentar la participación activa del alumnado, apoyar metodologías activas como el aprendizaje cooperativo o la gamificación y permitir un enfoque multimodal y significativo en el aprendizaje lingüístico y literario, que es lo que nos interesa. Estas herramientas, además, democratizan el acceso al conocimiento y ayudan a personalizar la enseñanza, algo especialmente relevante en aulas cada vez más diversas.

En el análisis de un blog de Lengua o de Literatura, decidí tomar de referencia el blog «Apuntes de Lengua» de Pep Hernández erróneamente, ya que se usó como ejemplo. A pesar de esto, di cuenta de que su blog no solo ofrece recursos educativos innovadores, sino que representa un ejemplo de cómo un docente puede construir una comunidad de aprendizaje más allá del aula física. El enfoque de Pep Hernández, que mezcla rigor académico, creatividad y cercanía con el alumnado, me provocó incluso replantearme el rol del docente como generador de contenido, dinamizador de experiencias de aprendizaje y mediador cultural.

Complementariamente, la práctica dedicada al análisis de un artículo de revista académica o congreso me permitió aproximarme a la investigación en el ámbito de la didáctica de la Lengua y la Literatura, algo que siempre me ha sido muy ajeno. Gracias a esto, entendí la importancia de estar en contacto con la producción científica actual, no solo como lectores pasivos, sino como futuros agentes activos que pueden contribuir a la mejora del sistema educativo a través de la investigación. Aprendí a valorar el diálogo entre teoría y práctica, y a mirar las TIC no como una moda, sino como un objeto de estudio riguroso y con implicaciones metodológicas reales.

Una actividad que me resultó especialmente interesante fue el análisis de una biografía literaria gráfica, en nuestro caso —con mi compañero Daniel Eide— de la de don Miguel de Unamuno. Este ejercicio nos llevó a reconsiderar cómo presentar la vida y obra de los autores de forma visual y narrativa, para lograr que conecten con la conciencia y con la sensibilidad del alumnado actual. En una línea similar, la jornada sobre juegos de mesa aplicables en el aula evidenció que el aprendizaje también puede —y debe— ser lúdico. Explorar todo tipo de juegos de mesa me permitió observar cómo integrar contenidos lingüísticos y literarios en dinámicas de juego que fomenten la colaboración, la memoria, la expresión oral y la toma de decisiones. Más allá del entretenimiento, estos juegos se presentan como estrategias valiosas para desarrollar competencias clave de forma transversal y motivadora.

Por otro lado, la clase sobre los memes de Lengua y Literatura, impartida por Sebastián Miras, fue una propuesta aparentemente ligera, pero profundamente significativa. Aprendí que los memes, como forma de comunicación digital contemporánea, pueden ser herramientas pedagógicas potentes si se usan con intención crítica y creativa. Este tipo de contenido puede abrir en el alumnado la posibilidad de conectar con los contenidos curriculares dentro de su universo cultural.

También fue una experiencia especialmente transformadora, que mantengo grabada en mi memoria, el taller impartido por el Pep Hernández. Su intervención fue un ejemplo vivo de cómo innovar sin perder de vista la esencia de nuestra disciplina. Las propuestas que hizo de dinámicas y actividades, la manera de integrar TIC sin forzarlas, su cercanía con nosotros mismos sin conocernos y su forma de concebir la enseñanza como un proceso abierto, dinámico y dialogado me dejaron una profunda huella. Comprendí que innovar no es necesariamente introducir lo último en tecnología, sino atreverse a cambiar el enfoque, confiar en los estudiantes y crear espacios donde el error sea parte del aprendizaje.

Por último, hablando de algo muy en boga últimamente, llegamos al uso y alcance de la IA. Durante la realización de la práctica sobre la educación en el año 2050, me incitó bastante a reflexionar sobre el presente y el futuro de la educación. La IA está ya transformando nuestras aulas: desde sistemas de corrección automática hasta asistentes virtuales o plataformas de aprendizaje adaptativo. Sin embargo, también plantea dilemas éticos y desafíos humanos: ¿cómo garantizar una educación equitativa? ¿Qué papel jugará el profesorado en un entorno cada vez más automatizado? ¿Seremos capaces de mantener el componente humanista, literario y crítico que caracteriza nuestra materia? Estas preguntas no tienen respuestas simples, pero sí requieren una actitud reflexiva, consciente y comprometida, que creo haber empezado a desarrollar gracias a esta asignatura.

En conclusión, creo que «Investigación, Innovación y uso de TIC en la enseñanza de Lengua y Literatura» no ha sido una asignatura más. Ha sido una invitación a mirar la educación desde una óptica renovadora, en la que la tecnología no sustituye al docente, sino que lo empodera; en la que el alumnado no es receptor pasivo, sino creador activo, y en la que la Literatura y la Lengua Castellana se enseñan no solo como contenidos, sino como experiencias vivas que pueden cambiar la forma en que entendemos el mundo.

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